
¿Estresada por el home office? Podría ser culpa de las videollamadas
Las videollamadas podrían ser más desgastantes de lo que crees
La crisis de covid-19 ha llevado a las empresas a trabajar vía remota por medio de diferentes plataformas que permiten la conectividad de sus empleados, pero expertos aseguran que ese tipo de herramientas elevan los niveles de estrés de los usuarios.
Gianpiero Petriglieri, profesor de INSEAD y Marissa Shuffler, profesora de la Universidad Clemson, comentan que las claves de comunicación que se pierden en una videoconferencia son: el tono de voz, parte de las expresiones faciales y los gestos físicos.
Al no estar tan presentes en una videollamada, el participante se ve obligado a no prestar más atención y si la reunión cuenta con muchas personas, puede resultar agotadora.
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Por otra parte, la ausencia de una tercera dimensión es la que desencadenaría un sobreesfuerzo psicológico, agrega Yago de la Cierva, profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones del IESE.
"Cuando uno de los componentes de la comunicación está ausente o limitado, como sucede en las videoconferencias; emisor y receptor se ven obligados a invertir mayor atención y más esfuerzo para expresarse y comprenderse correctamente”, explica Ignacia Arruabarrena, Profesora Agregada del Departamento de Psicología Social de la Universidad del País Vasco.
Además, el estar recluidos en casa propicia “un estado de profunda distracción en el que nos encontramos todos en esta pandemia”. Y por si fuera poco, “si queremos salir naturales tenemos que actuar un poco; si queremos que nuestro rostro salga normal, tenemos que maquillarnos; si queremos que nuestra voz se escuche mejor, tenemos que subir o bajar el tono de manera algo artificial”. Todo eso “requiere esfuerzo que provoca tensión en los que no están acostumbrados. En definitiva, nos agotamos antes”, concluye De la Cierva.
¿Ustedes odian o aman hacer videollamadas? ¡Cuéntennos!


